VILLA DEL ROSARIO

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sábado, 17 de abril de 2010

¿El desmonte de los aportes parafiscales asegura el crecimiento del empleo?


De cara a estas elecciones presidenciales quizás hay un solo tema en el que se unen los partidarios de todas las corrientes: El desempleo es el mayor enemigo a vencer por parte del próximo Gobierno. De las miles de propuestas e ideas para la generación de trabajo y por ende de calidad de vida, una ha generado gran debate, el posible desmonte de los aportes parafiscales como mecanismo para estimular el crecimiento del empleo. Pero ¿esta medida sí servirá?

Las contribuciones parafiscales que cada empresa debe hacer por cada trabajador que tenga vinculado mediante contrato, y que equivalen a un 9 por ciento de su nomina, están destinados para contribuir a los programas de subsidio familiar, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y el SENA.

Algunos expertos aseguran que estos aportes, pese a su bajo valor, consisten en un impuesto al trabajo y una carga que parece “un castigo” a los que generan empleos formales. Por eso han llamado reiteradamente a su disminución o hasta su desmonte definitivo.

Desde el propio departamento de Investigaciones del Banco Interamericano de Desarrollo, se ha sugerido incluir entre las reformas para generar empleo, el desmonte de este impuesto a las nominas y convertirlo en un impuesto nacional del mismo corte del IVA; pero es obvio que este organismo internacional desconoce el estado de la economía colombiana y la imposibilidad de asumir un tributo adicional para el general de los colombianos.

Que los parafiscales ponen restricciones a la generación de empleo, es un argumento que no pasa a la realidad práctica. No está demostrado que las exenciones de este o de otros gravámenes similares generen un crecimiento significativo y sostenible del empleo en el país. Por el contrario, previas experiencias como la reforma laboral de 2002 que disminuyó los pagos de las empresas por concepto de horas extras, los dominicales, la rebaja de las indemnizaciones por despidos sin justa causa, entre otros. No generaron ni la mínima parte de las expectativas sobre nuevas vacantes y contradictoriamente terminaron disminuyendo la calidad del trabajo formal.

Por el contrario, la defensa por mantener los aportes parafiscales como una herramienta para fortalecer gestiones sociales que aportan no sólo a los trabajadores si no al país en general cuenta con pruebas concretas, desde el apoyo de grandes empresarios que afirman que es improbable que la reducción de esta obligación estimule a contratar más personal del que actualmente tienen, hasta los resultados comprobados en capacitación e inserción laboral que el SENA presenta.

En el primer aspecto, Fabio Sánchez, presidente de la Compañía Colombiana Automotriz (CCA), aseguró que esa empresa emplea estrictamente la gente que necesita para los procesos de ensamble. “No contrataríamos gente que no necesitemos sólo debido a una rebaja del 9 por ciento en el costo de los parafiscales”. Por su parte, Alberto Yepes, presidente de la cadena de comercio Alkosto, dijo que la planta de personal contratada para sus almacenes tiene en cuenta las necesidades de atención y servicio al cliente, y no varía como consecuencia de una estrategia para economizar aportes “El costo laboral es relevante para nosotros… pero no vamos a contratar a quien no necesitamos por que se recorten los parafiscales”.

El resultado que presenta la inversión de estos recursos quizás sea el mejor punto para justificar los aportes parafiscales. Y es que nadie niega los grandes resultados de las Cajas de Compensación, el ICBF y el SENA. Este último siendo la mayor herramienta de capacitación e inclusión laboral de los jóvenes, en especial, los de bajos recursos. Es un mecanismo de activación laboral y de emprendimiento comprobado.

Hay que recordar que en la actual tasa de desempleo que asciende por encima del 12 por ciento a nivel nacional los jóvenes constituyen el 42 por ciento de los desocupados, y ahí precisamente es donde el SENA presta su mayor servicio, con cerca de 8.5 millones de cupos para este 2010 en diferentes programas a lo largo de todo el país.

No por nada el 96.8 por ciento de los colombianos en la última gran encuesta de instituciones, eligieron al SENA como la entidad con mayor favorabilidad.

Estas y muchas más cartas de defensa tiene la inversión de los aportes parafiscales, que sea apropiado reconocer, ha contado con todo el apoyo del Gobierno saliente de Álvaro Uribe que en reiteradas ocasiones ha llamado de defender este impuesto por el beneficio que da a millones de colombianos. (Vea el último pronunciamiento del Presidente)

El país habrá de seguir de cerca este tema porque bajo la bandera de la generación de empleo no se puede poner en riesgo instituciones, y sobre todo, estrategias que están demostrando resultados concretos al atacar el desempleo desde el acercamiento del conocimiento y la tecnología. La pregunta que queda en el aire es: si desmontar los parafiscales produciría un impacto mínimo (de entre el 1 y el 2 por ciento, según estudios del Observatorio del Mercado de Trabajo y la Seguridad de la Universidad Externado). ¿Vale arriesgar y poner en peligro organismos eficientes como el SENA y el ICBF?

Escrito por: Carlos Correa Cano

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