Jerusalén, 28 abr (EFE).- Las propiedades ácidas del tomate son bien conocidas, sobre todo por los amantes de la dieta mediterránea, pero ninguno se había imaginado hasta ahora que este fruto pudiera servir para iluminar una habitación.
La idea se le ocurrió hace cuatro meses a una estudiante israelí de diseño, Sigal Shapiro, que dio a luz la original lámpara-tomatera, que en pocas semanas ha tenido gran repercusión en páginas web de diseño ecológico.
El método es bastante sencillo: basta una docena de tomates que servirán de baterías a una lamparita de pequeñas dimensiones recubierta de oro con el objeto de lograr una óptima conducción.
La lámpara, que ha sido presentada y recibida con expectación en la feria de diseño mobiliario celebrada en Milán este mes, recoge la energía de los tomates a los que se les han introducido dos metales, zinc y cobre, gracias a los cuales se produce una reacción química favorecida por los ácidos del fruto.
Su autora forma parte de un proyecto denominado d-Vision, con sede en la ciudad israelí de Herzeliya, al norte de Tel Aviv, que promueve becas y estudios de posgrado en diseño industrial.
Junto al diseño de Shapiro se han presentado en Milán más de una veintena de lámparas, algunas muy originales como las fabricadas con jabón de glicerina, que cuentan con el beneplácito de la crítica profesional debido a que impulsan el empleo de la tecnología lumínica LED, o diodo emisor de luz, que día a día va ganando terreno a la iluminación tradicional.
Fuente: Agencia EFE Verde
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